¿Cómo hablar con los jóvenes sobre el suicidio?

Los intentos de suicidio en los jóvenes entre 15 y 29 años aumentaron un 250% en 2020

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año cerca de 703.000 personas se quitan la vida en el mundo. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España, generando un impacto devastador en cada familia. Se produce en diferentes franjas de edad; de hecho, el Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunidad de Madrid ha observado que los intentos de suicidio en los jóvenes entre 15 y 29 años aumentaron un 250% en 2020, en comparación con años anteriores.

Durante muchos años se ha considerado un tema tabú, sin saber que las conversaciones abiertas y sinceras sobre este tema podrían salvar vidas. Aun así, muchas veces los padres y educadores se sienten inseguros sobre cómo abordarlo. 

Además, el abuso de las redes sociales está generando un incremento de problemas de autoestima o ansiedad. Los mensajes que circulan en estas plataformas sobre el suicidio pueden ser confusos y, en algunos casos, peligrosos. Es algo con lo que las familias también deben aprender a lidiar. Por ello, es importante que padres y educadores estén al tanto de aquello que los jóvenes ven en las redes sociales y conocer las diferentes señales que puedan llevar a una situación como el intento de suicidio para aplicar estrategias de prevención.

Iniciar una conversación difícil

Evitar hablar del suicidio no lo hace desaparecer. Los adolescentes, en particular, están en una etapa de su vida en la que las emociones intensas, la presión social y la vulnerabilidad son más pronunciadas. El miedo a ser juzgados o incomprendidos, a menudo, impide que compartan lo que realmente sienten.

Por este motivo, es fundamental que los padres y educadores creen, en primer lugar, un entorno en el que los jóvenes se sientan seguros para hablar de cualquier tema. Un espacio donde sepan que no serán criticados ni minimizados. La clave es mostrar empatía, ofreciendo una escucha activa y evitando las respuestas rápidas o soluciones simplistas. 

Así, comenzar una conversación sobre el suicidio puede ser delicado, pero no es necesario esperar a que el joven mencione el tema. A veces, los adultos notan señales de advertencia como cambios drásticos en el comportamiento, aislamiento o expresiones de desesperanza. Si esto ocurre, es vital actuar de manera proactiva.

Una forma útil de abrir la conversación es hablar en primera persona y desde el interés por su bienestar. Por ejemplo: “He notado que últimamente estás más triste o distante, y me preocupa. ¿Te gustaría hablar de cómo te sientes?”.

Cómo puedo actuar

El lenguaje que utilizamos cuando hablamos del suicidio tiene un impacto significativo. Ante todo, también hay que tener en cuenta la edad del joven al que nos dirigimos. No obstante, algunas reglas generales en cuanto al lenguaje y a cómo actuar son las siguientes:

  1. Evita términos que estigmaticen a las personas que están sufriendo. 
  2. Sé claro, pero no alarmista. Frases como “me duele que estés pasando por esto” o “estoy aquí para ayudarte, pase lo que pase” pueden hacer que se sientan comprendidos y apoyados. 
  3. No descalifiques los sentimientos del otro diciendo cosas como “no tienes motivos para sentirte así” o “todo va a mejorar pronto”, ya que esto minimiza su dolor.
  4. Reafirma tu apoyo utilizando expresiones como “estoy aquí para ti” o “no estás solo/a, vamos a encontrar una solución juntos”.
  5. Mantén un tono calmado, incluso si la situación te angustia.
  6. No esperes respuestas inmediatas. Si no quiere hablar en ese momento, ofrece continuar la conversación más adelante y asegúrate de hacerle saber que estarás disponible cuando lo necesite.

Pero, sobre todo, una de las cuestiones más importantes es asegurarse de que entiendan que pedir ayuda es un acto de valentía.