Aldeas Infantiles SOS impulsa la formación de los jóvenes en un proyecto de desarrollo sostenible
El campo de verano Construyendo una Ecoaldea, que Aldeas Infantiles SOS organiza un año más en Tenerife, reúne a jóvenes de varias nacionalidades durante tres semanas en las que adquieren habilidades y formación en distintas áreas relacionadas con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, al tiempo que aprenden valores como la responsabilidad, la puntualidad y el cumplimiento de objetivos, y fomentan actitudes respetuosas con el planeta y las personas que lo habitan.
El Día Mundial de las Habilidades de los Jóvenes, establecido por Naciones Unidas en 2014 y que se celebra este 15 de julio, tiene el objetivo de concienciar sobre la importancia de invertir en la educación y formación de la juventud, en un mundo en el que ésta se enfrenta al desempleo y a la precariedad y la desigualdad laboral en una proporción tres veces superior a la de los adultos. En este contexto, Aldeas Infantiles SOS trabaja a nivel mundial para impulsar la formación de los jóvenes y les apoya en el desarrollo de sus habilidades a través de diferentes proyectos.
En España, donde la tasa de paro en los menores de 25 años alcanzó el 36,3 por ciento en el primer trimestre de 2018, Aldeas ha puesto en marcha, un año más, su campo de verano Construyendo una Ecoaldea, con el fin de fortalecer las habilidades de los jóvenes y concienciarles sobre la necesidad de cuidar y respetar el medio ambiente. Está, además, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Desde 2010, este proyecto reúne en Tenerife a jóvenes que participan en programas de Aldeas en distintos puntos del mundo alrededor de un triple objetivo: la convivencia intercultural, conseguir el equilibrio entre el medio ambiente y el ser humano, y el descubrimiento y construcción de una mirada conjunta entre jóvenes y adultos. Está organizado en dos turnos de tres semanas, en cada uno de los cuales participan 45 jóvenes de entre 16 y 24 años que este año provienen en su mayoría de distintas provincias españolas, pero también de Senegal, Cabo Verde y Suecia.
Un mundo más sostenible es posible
Los jóvenes participan en talleres de Educación Ambiental, Bioconstrucción, Agricultura Sostenible, Ecoinvento, Audiovisuales y Cocina. A través de todos ellos, aprenden técnicas que les serán útiles en su proceso formativo, al tiempo que les enseñan cómo pueden trabajar para mejorar su entorno. “Defendemos la idea de que otro mundo es posible, uno mejor y más sostenible; es preciso creerlo y trabajar para ello”, sostiene María Nélida Quintero, directora de la Granja-Escuela La Aldea, donde se desarrolla el campo de verano. “Hablamos al grupo de jóvenes de los granos de arena, de cómo cada uno de nosotros suma para construir algo distinto”.
La clave está en aprender haciendo las cosas, así que los chicos construyen, cuecen ladrillos, cocinan, siembran, inventan o graban y los educadores trabajan con ellos. “Si nos ven levantar un muro, nos miran de otra manera”, dice Neli, que asegura que la experiencia transforma a los chicos día tras día. No sólo adquieren conocimientos, también el valor del compromiso, la participación, la responsabilidad y la sostenibilidad, así como la importancia de la interacción personal con el medio.
Cati participa en el taller de Educación Ambiental, del que además es responsable o guía. “La función del guía es ser un referente para los compañeros y un apoyo para los monitores, motivando a todos los jóvenes para que participen”, explica. Su taller se centra en la sensibilización sobre la necesidad de cuidar el planeta y en la búsqueda de soluciones viables para materializarla. “Me llevo sobre todo a las personas, hay algunas que se te quedan grabadas en el corazón, y me llevo también la convivencia, la colaboración y la participación”, concluye.