“Una familia, ese es el regalo que me ofreció Aldeas”.
Plasmar en una hoja en blanco mi historia, mis recuerdos, mis vivencias en Aldeas Infantiles SOS es una tarea difícil. Son muchas las personas, los paisajes, los olores y las sensaciones que me vienen a la cabeza al pensar en mi infancia y en mi juventud. Todos ellos envueltos en un concepto de familia que nunca pensé que yo podría tener.
Este es el regalo que me ofreció Aldeas: una familia vivencial que me ha aportado tantos y tan buenos recuerdos. Me brindó un hogar seguro y tranquilo, junto a unos hermanos con los que cada vez iba sintiéndome más a gusto, y siempre alrededor de esa fuente inagotable de calor y de amor que era nuestra madre SOS. Nuestra referencia.
Todas mis vivencias están acompañadas por el sonido de los niños jugando y riendo en el campo. Aunque en ellas también hay mucho silencio. La Aldea estaba apartada del pueblo y recibíamos muy poco ruido del exterior, para lo bueno y para lo malo.
Aldeas me vio crecer y yo la vi madurar. Ambos nos hemos ido transformando y adaptando a los tiempos. En todos estos años, aunque hubo muchas personas importantes para mí, hubo una que fue y será siempre lo más cercano a la figura de un padre que he tenido: un ejemplo de bondad, dedicación y entrega. Me refiero a Pepe Peña, director de la Aldea durante años.
Cuando entré en la universidad, dejé atrás mi etapa en Aldeas y tuve que dar un salto hacia la madurez. Mi vida cambió de territorio, sustituí la tierra por el asfalto, el pueblo por la ciudad, y me fui adaptando a mi nueva realidad sin olvidar nunca de dónde venía ni todo lo aprendido.
A corto plazo sentí vacío, muchas incógnitas y cierto desamparo. Aldeas había sido una burbuja demasiado dulce, poco que ver con el mundo real. Y no es una crítica, más bien al contrario. Con los años te das cuenta de la suerte de haber sido acogido por esta organización. La felicidad de la que gocé en la infancia fue imprescindible para poder encarar las siguientes etapas de mi vida.
Ahora tengo mi propia familia y estoy muy satisfecho del camino que seguí. Supe aprovechar las oportunidades que se me dieron y soy un ciudadano al que le encanta moverse por el mundo. Cuando converso con la gente, suelo remitirme a mi pasado para seguir narrando mi presente. Aldeas Infantiles SOS seguirá siendo siempre el lugar donde crecí feliz y en paz.