Las consecuencias de pasar hambre en la infancia
1,5 millones de hogares con niños en España viven en una emergencia en casa debido a la falta de alimentos.
Pasar hambre se ha vuelto un problema para más de un millón de familias en España. Los niños y niñas que viven en el seno de estos hogares tienen dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Comer carne o pescado más de una vez por semana es imposible para ellos, así como mantener una dieta equilibrada debido a las dificultades socioeconómicas en la que se encuentra su entorno.
Mayor impulsividad, dificultad de concentración o retraso en el crecimiento son algunos de los efectos que tiene en los menores no poder comer. Esto les persigue en la vida adulta, y así lo señala Valerie Tarasuk, experta en nutrición de la Universidad de Toronto: “La exposición al hambre deja en los niños una marca imborrable. Es una pésima idea intentar darle largas a este asunto y no intentar resolverlo de alguna manera”.
Consecuencias de pasar hambre
Si hablamos a nivel mundial, según datos de Naciones Unidas, unos 149,2 millones de niñas y niños menores de cinco años se ven afectados por retraso en el crecimiento y 45,4 millones con emaciación, delgadez y pérdida de peso extrema. Estas son algunas de las consecuencias que tiene en la infancia:
- Retraso en el crecimiento, cuando el crecimiento en el niño se desacelera o detiene.
- Malnutrición. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define este concepto como las carencias, excesos y desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona. A su vez, abarca el sobrepeso o la obesidad.
- Desnutrición o déficit alimentario; es decir, cuando el organismo no obtiene las suficientes proteínas y calorías para garantizar el crecimiento.
- Deficiencia nutricional. Se produce cuando los pequeños no toman las cantidades esenciales de vitaminas o nutrientes, normalmente se produce al comer siempre los mismos alimentos.
Todo esto también produce efectos psicológicos en los menores, provocando que presenten mayor dificultad para controlar el temperamento, la impulsividad y la violencia interpersonal en la vida adulta. El Dr. Alex Piquero señala incluso que en los menores que pasan hambre disminuye su capacidad “para empatizar y la asertividad, hacia sí mismos y hacia los demás”.
Una emergencia en casa
Para paliar los efectos que tiene en los menores no poder comer, Aldeas Infantiles SOS ha lanzado la campaña Emergencia en Casa con el objetivo de concienciar acerca de esta problemática. Ofrecen una ayuda directa a 1.000 familias para hacer frente a gastos alimenticios y apoyo psicosocial, entre otras.
Uno de cada 3 niños y niñas en España está en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que provoca que muchos de ellos solo realicen una adecuada comida en el comedor del colegio. Ante esto, la organización lanza un llamamiento de emergencia: “La falta de recursos hace que los padres no puedan ofrecer a sus hijos la alimentación completa que necesitan”.
Asimismo, un informe del Ministerio de Consumo determina que el 23,2 % de los niños y niñas de familias con rentas inferiores a 18.000 euros brutos anuales sufre obesidad. Y es que debido a la situación de vulnerabilidad que atraviesan, estas familias se ven obligadas a consumir alimentos más baratos y menos saludables.