Estrategias para gestionar la frustración en niños

Aprende estrategias efectivas para transformar la frustración en una oportunidad de crecimiento

La frustración es una emoción que está presente a lo largo de nuestra vida. Aprender a gestionarla puede ser desafiante para los niños y niñas. Sin embargo, conocerla y adquirir competencias para afrontarla es clave para un adecuado desarrollo personal que convertirá al niño en un adulto capaz de gestionar sus propios sentimientos.

¿Pero qué conocernos como frustración? Es un sentimiento de insatisfacción o fracaso que se produce cuando una persona no logra alcanzar aquello que desea. Está relacionada con la ira y la decepción. Es normal que se dé con frecuencia en la infancia, pues forma parte del proceso de aprendizaje y es una etapa en la que constantemente se está explorando el mundo que nos rodea.

Actualmente, existen estudios que analizan el impacto de las tecnologías en la conducta emocional de la infancia. Una investigación publicada recientemente en Jama Pediatrics concluye que “los niños con más problemas de frustración o de enfado, suelen estar asociados a un uso mayor de las tabletas”. Esto es así porque las familias exponen a sus hijos e hijas a estos dispositivos como una herramienta calmante para controlar las rabietas de los mismos.

Qué genera frustración en un niño

Si la frustración no se gestiona adecuadamente, puede provocar rabietas, episodios de tristeza, ansiedad o, incluso, a largo plazo, problemas de autoestima. Los motivos que generan frecuentemente este sentimiento son los siguientes:

  • No poder completar una tarea por falta de habilidad o conocimiento.
  • Imposibilidad de satisfacer un deseo inmediato.
  • Percepción de injusticia en situaciones sociales o familiares.

Herramientas prácticas para gestionar la frustración

Desarrollar habilidades de autorregulación es crucial para que los niños alcancen un crecimiento cognitivo, emocional y social equilibrado. Estas habilidades no solo potencian su bienestar a lo largo de la vida, sino que también mejoran su rendimiento académico, empleabilidad y salud general. Algunas de las estrategias más efectivas que pueden ayudar a tolerar la frustración y cómo aplicarlas son las siguientes:

  1. Comunicación emocional. El primer paso es que conozcan sus emociones y les pongan nombre. Para ello podéis poner en práctica lo siguiente:
    1. Dedicar un momento del día para preguntarles cómo se sienten y por qué.
    2. Incluir en el espacio de lectura diaria libros didácticos y adaptados a su edad sobre la gestión de las emociones.
  2. Técnicas de resolución de problemas. En este caso, serás tú el que enseñes a los niños a buscar soluciones a aquello que les frustra. Puedes hacerlo, proponiéndoles lo siguiente:
    1. Si a la hora de desempeñar una tarea algo les resulta difícil, esta puede dividirse en pasos e ir consiguiendo pequeños logros.
    2. Para reflexionar sobre las futuras soluciones, pueden preguntarse: “¿qué podrías hacer diferente la próxima vez?”.
    3. Fomenta un entorno en el que se acepte el error; equivocarse es parte del aprendizaje.
  3. Establecer expectativas realistas. Es importante ajustar las expectativas según la edad o las capacidades del niño. Para ello:
    1. Ayúdales a que conozcan claramente las metas y cómo pueden lograrlo.
    2. Adapta las tareas según su nivel de desarrollo.
    3. Explícales que a veces las cosas no salen como se esperan, y no es algo malo.
  4. Paciencia y autocontrol. Para que sea más sencillo, podéis poner en práctica:
    1. Juegos como ‘Simón dice’, que les enseña a esperar y seguir instrucciones
    2. Ejercicios simples de respiración para aprender a relajarse cuando se sientan frustrados.
    3. Recompensarles cuando demuestran paciencia, les motiva y refuerza su autoestima.

Tres libros para gestionar la frustración en niños

La manera en que como adultos nos enfrentamos a nuestras emociones está muy vinculado a cómo nos enseñaron a hacerlo de pequeños. Para muchas familias, enseñar a tolerar la frustración es algo completamente desconocido. Por ello, los libros son una gran herramienta para trabajarlo en familia:

  1. El monstruo de colores (Anna Llenas, Flamboyant). Cuenta la historia de un monstruo que confunde sus emociones, cada una representada por un color. A través del relato, enseña a los niños a entender y clasificar sus sentimientos. Edad recomendada: a partir de los 3 años.
  2. Cuando estoy enfadado (Trace Moroney, Ediciones SM). ¿Cómo te sientes cuando estás enfadado? A esta pregunta da respuesta un conejito, el protagonista de la historia. A través de ilustraciones y un lenguaje sencillo, se muestra cómo un niño experimenta el enfado y las distintas maneras en que puede gestionar esta emoción de forma saludable. Edad recomendada: a partir de los 3 años.
  3. Tengo un volcán (Miriam Tirado, Carambuco Ediciones). A través de la historia de Alba, una niña que lleva un volcán dentro, los lectores aprenden cómo las emociones pueden acumularse hasta explotar si no se manejan correctamente. El libro ofrece herramientas prácticas para que los niños identifiquen y expresen sus sentimientos antes de que se conviertan en un problema. Edad recomendada: a partir de los 3 años.

El desarrollo emocional de la infancia está estrechamente vinculado con su desarrollo social y cómo se relacionan entre iguales. En Aldeas Infantiles SOS nos esforzamos día tras día para que los niños y niñas más vulnerables tengan un entorno seguro donde expresar sus sentimientos sin ser juzgados. En nuestros Centros de Día y Aldeas trabajamos para ayudarles a comprender sus sentimientos y a afrontarlos con diferentes herramientas.