Hablan las familias de Aldeas: “Me han enseñado a comprender a mi hijo aunque doliese”
Los centros de día de Aldeas Infantiles fortalecen y ayudan a familias en riesgo de exclusión social.
Las familias que comienzan una nueva andadura en los centros de día de Aldeas Infantiles SOS atraviesan una situación complicada. Así lo cuenta una de las madres que forma parte de ellos: “Cuando conocí el Centro de Día mi hijo mayor estaba pasando una situación difícil, en realidad todos la estábamos pasando. Me acababa de separar y nos enfrentábamos a una etapa de adaptación”.
En estos centros realizamos programas orientados a la prevención y fortalecimiento familiar. Están dirigidos a trabajar con niños y familias en situación de exclusión o vulnerabilidad social. Son lugares donde la comunicación y la escucha activa cobra un gran sentido. Por eso, muchos recuerdan el centro de día como “una etapa maravillosa”.
Una de las mamás describe que es un espacio donde le ayudaron a “encontrar técnicas para superar los obstáculos, a pensar que nada está perdido, a entendernos”. No hay duda, el centro de día es para las familias como un “cálido abrazo”.
Las actividades desarrolladas en los programas no solo influyen positivamente en los niños y niñas, también en padres y madres. Intentan cubrir las necesidades básicas de cuidado o desarrollo físico y emocional de sus hijos e hijas. “Siempre he pensado que somos muy afortunados por haberles encontrado en nuestro camino”, enfatiza una de las madres.
Una parentalidad positiva
Desde Aldeas Infantiles SOS promovemos entre las familias el ejercicio de la parentalidad positiva. Padres y madres que se mueven por el interés superior del niño, que cuidan y ayudan a su desarrollo, alejados de la violencia.
I.T. tiene un hijo de 11 años y ambos se encuentran en uno de nuestros centros. Gracias a estas actividades su hijo consiguió adaptarse mejor al colegio, hizo amigos más rápido y aprendió fácil el idioma. Agradecida explica que los trabajadores y voluntarios de Aldeas Infantiles han ayudado a su pequeño a “desarrollar sus gustos musicales”. “Desde que entramos al centro, mi hijo y yo nos sentimos muy arropados y protegidos por parte de los educadores”, añade.
El objetivo de este programa es que las familias de los centros de día adquieran nuevas herramientas para una convivencia sana y positiva. En este sentido, otra de las mamás explica que ha aprendido a comprender cómo evoluciona su hijo: “Me han enseñado a respetar su actitud a pesar de que doliese, a entender su desarrollo como niño y su paso a la adolescencia”.
El apoyo psicológico a las familias
Una parte relevante dentro de los programas en los centros de día es el apoyo psicológico a los niños, niñas y familias. Muchos se enfrentan a cambios vitales dolorosos, que afectan negativamente a la salud mental de los convivientes. Por lo que tratamos de apoyarles en la superación de factores de riesgo que pueden limitar el ejercicio adecuado de ser padres y madres.
“En el centro comenzaron a trabajar con nosotros, aportando la sensatez y la objetividad que yo no podía dar a mi hijo en ese momento. A esta situación se sumaba un fracaso escolar, debido a un déficit de atención, y el apoyo de Aldeas fue importantísimo para que comenzáramos a caminar”, escribe en una carta una de las mamás.
S.E. también forma parte de los programas, los psicólogos de Aldeas fueron importantes para ayudarle a comprender mejor a sus hijos: “Te enseñan cómo actuar con ellos en cada momento”, cuenta.
Las estrategias de cada programa posibilitan una mejora en el bienestar personal, familiar y social, ofreciendo seguridad y cuidando la autoestima. Concretamente, en la escuela de padres se realizan talleres donde se comparten puntos de vista y se generan debates. “Conversando nos hacen ver que existen muchas maneras de salir adelante, enfrentarte a lo que te depara la vida y a tener el coraje suficiente para sacarlos adelante”, describen las familias.
El confinamiento no fue una barrera
Todos hemos sufrido las consecuencias de la pandemia. Cuando llegó el confinamiento en 2020 también afectó a los centros de día de Aldeas. No obstante, conseguimos mantener los vínculos con las familias. Y es que, a pesar de una complicada situación como esa, los niños y niñas pudieron seguir aprendiendo durante la etapa de confinamiento.
Para que no vieran interrumpido su desarrollo educativo, les proporcionamos dispositivos electrónicos y apoyo escolar. Se organizaron diferentes grupos de actividades y a través de reuniones telemáticas se realizaron talleres. “Gracias a esto los niños del centro pudieron seguir en contacto durante la cuarentena, tratando la situación con algo de normalidad y rutina”, cuenta I. T.
Cada una de las actividades están guiadas por grandes profesionales que ponen a las familias en el centro. Así lo explica S.E: “En todos ellos he encontrado la ayuda y el cariño que, a veces, no encontré en mi propia familia. Ya que, cuando verdaderamente lo he necesitado, solo Aldeas me ha ayudado”.