Así se manifiesta la ansiedad en la adolescencia: detección y prevención
Hoy en ‘Cosas de Niños’ hablamos sobre cómo prevenir la ansiedad, un trastorno que sufre uno de cada tres jóvenes.
La covid-19 trajo consigo grandes cambios. Los problemas de salud mental se visibilizaron pero también se dispararon. Los trastornos de ansiedad, por ende, aumentaron un 25% en 2020. En los y las jóvenes los efectos de la ansiedad influyen en su desarrollo hacia la vida adulta, ya que atraviesan un momento con constantes cambios sociales, académicos y emocionales.
Dentro de los trastornos de ansiedad encontramos crisis de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, agorafobia o ansiedad por la salud, entre otros. Cuando se desarrollan en una etapa tan compleja como la adolescencia detectarlo es prioritario para evitar que derive en problemas mayores como en el consumo de sustancias u otras psicopatologías futuras, como la depresión o el suicidio.
Cómo se manifiesta la ansiedad en la adolescencia
Las relaciones sociales, la exigencia en el ámbito escolar o los problemas en el entorno familiar influyen mucho en la adolescencia. Cualquier simpleza puede convertirse en algo difícil de gestionar. Esas preocupaciones llegan a generar ansiedad, una reacción que nos mantiene activos y preocupados de manera persistente por algo que ha ocurrido o que quizás ocurra.
El problema se intensifica cuando las personas se mantienen en ese estado de alerta prolongadamente, algo que acaba desgastando física y mentalmente. Los y las adolescentes suelen presentar ansiedad por el miedo constante a hacerlo mal, por el miedo a no encajar en el grupo de amigos o por cómo perciben los demás su cuerpo.
Por eso, debemos estar pendientes a las señales que nos ayudan a detectar que un o una adolescente sufre un trastorno de ansiedad:
El problema se intensifica cuando las personas se mantienen en ese estado de alerta prolongadamente, algo que acaba desgastando física y mentalmente. Los y las adolescentes suelen presentar ansiedad por el miedo constante a hacerlo mal, por el miedo a no encajar en el grupo de amigos o por cómo perciben los demás su cuerpo.
Por eso, debemos estar pendientes a las señales que nos ayudan a detectar que un o una adolescente sufre un trastorno de ansiedad:
- Manifiesta dolor físico constante, por ejemplo, dolor de cabeza, estómago o tensión muscular.
- Siempre se encuentra en estado de alerta, inquieto o hiperactivo.
- Se preocupa mucho por lo que pueda pasar.
- Tiene dificultad para conciliar el sueño y pesadillas recurrentes.
- Se muestra irascible o con cambios recurrentes de comportamiento.
- Siente miedo y angustia ante hechos que pueden suceder.
- Muestra inseguridad o baja autoestima.
Estas señales suelen ser las más comunes, aunque se manifiestan de forma distinta en uno u otro adolescente. La intensidad del trastorno de ansiedad puede causar además efectos negativos en las calificaciones académicas y, además, aquellos que la sufren suelen perder motivación por lo que realmente les apasiona.
Qué puedo hacer para prevenirla
En casa o en el colegio hay que tener en cuenta pautas que ayuden a prevenir la ansiedad en los y las jóvenes, por ejemplo:
- Una buena comunicación es la base de todo
Para detectar la ansiedad hay que conocer las preocupaciones y miedos que tienen los y las jóvenes a determinadas situaciones. Por eso, es importante generar dentro y fuera de casa entornos seguros donde ellos y ellas puedan confiar sus preocupaciones a las personas más cercanas. Espacios donde no se les infravalore. Evitemos ese “no es para tanto”.
- Fomenta en ellos un estilo de vida saludable
En los casos de trastornos de ansiedad el deporte o la alimentación son grandes aliados. El deporte ayuda a disminuir el estrés, por lo que incorporar actividades como running, yoga o ciclismo -mínimo 30 minutos al día- mejora los síntomas. El objetivo es encontrar aquel deporte que, además de beneficiar física y mentalmente, también motive. ¿Y por qué no practicarlo en familia o con amigos?
Por otro lado, alimentarse bien es clave. Alimentos como el café, el té, refrescos con cafeína o ultraprocesados deben eliminarse de la lista. Pueden sustituirse por infusiones como la manzanilla o la tila.
- Técnicas de relajación
Practicar técnicas de relajación que generen un espacio tranquilo les ayuda a evadir la mente. En momentos de máxima tensión podéis realizar respiración diafragmática, que consiste en respirar profunda y pausadamente. Inhalando y exhalando lentamente a la vez que se hincha y deshincha el diafragma.
- Pide ayuda a un profesional si es necesario
Si detectas que tu hijo, alumna o amigo sufre un trastorno de ansiedad permanentemente muéstrale la posibilidad de acudir a un profesional. Háblale de esta opción mostrando comprensión para que no se sienta avergonzado. Ayúdale a romper el tabú de ir al psicólogo.
El equipo de psicólogos y psicólogas de Aldeas Infantiles SOS trabaja con la infancia en riesgo de manera individual para reforzar su autoestima y bienestar emocional. Porque proteger a la infancia también significa cuidar su salud mental.
No hay que olvidar que los trastornos de ansiedad continúan presentes en la infancia y la adolescencia, pero se acentúan en aquellos niños y niñas más vulnerables. En aquellas familias que tienen problemas económicos o se encuentran en riesgo de exclusión social.