Reivindicar la educación en un mundo con más de 244 millones de niños y niñas sin escolarizar

El Día Internacional de la Educación, celebrado cada 24 de enero, insiste y resalta la importancia de este derecho humano inherente a todos los niños y niñas del planeta.

Hace cuatro años, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó la conmemoración de este día con el objetivo de reconocer la educación como un pilar imprescindible para la paz y el desarrollo de los seres humanos. Una fecha para subrayar el papel que juega la escolarización en el devenir de las sociedades y conseguir así, un mundo más democrático e igualitario. 

Según la UNESCO, existen más de 244 millones de niños sin escolarizar y más de 771 millones de adultos son analfabetos. Con estas cifras tan alarmantes, la ONU insiste en la movilización política para hacer frente a este problema global y advierte que, sin educación, será imposible que las sociedades prosperen. Sobre todo en lugares como África Subsahariana, donde se encuentran la mitad de los niños en el mundo que no están escolarizados, o en países en conflicto, donde Naciones Unidas estima que el 50% de los niños no asisten a la escuela primaria.

La educación como derecho universal

Recibir una educación inclusiva y de calidad es un derecho humano fundamental y esencial, recogido en el artículo 28 de la Convención de los Derechos del Niño

Tal y como indica el apartado 3 del documento: “Los Estados Partes fomentarán y alentarán la cooperación internacional en cuestiones de educación, en particular a fin de contribuir a eliminar la ignorancia y el analfabetismo en todo el mundo y de facilitar el acceso a los conocimientos técnicos y a los métodos modernos de enseñanza. A este respecto, se tendrán especialmente en cuenta las necesidades de los países en desarrollo”

También es uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, que insiste en dar prioridad a este problema para acelerar el progreso mundial en un contexto profundamente marcado por la recesión, la pandemia de la covid-19, la desigualdad y la crisis climática. 

El problema se acentúa en mujeres y niñas, ¿por qué? 

Sin embargo, las niñas siguen siendo las más afectadas por esta lacra social. De las más de 750 millones de personas que se ven afectadas por el analfabetismo, 500 millones son mujeres. En la actualidad, hay 130 millones de niñas de entre 6 y 17 años fuera de la escuela. Además, según el Banco Mundial, se estima que el coste de que las niñas no reciban una educación de calidad está entre los 15 y los 30 billones de dólares en pérdida de productividad y ganancias para los países. 

En África Subsahariana, Oceanía y Asia Occidental, las niñas tienen aún más dificultades para matricularse en primaria y secundaria. Esto provoca que tengan más problemas no solo para adquirir cualquier competencia de lectoescritura, sino para acceder a un mercado laboral con condiciones dignas. 

Sin el acceso a una educación de calidad, las chicas no podrán desarrollarse, aprender, liderar y prosperar en términos de igualdad de oportunidades, aumentando aún más la brecha salarial. Entre los motivos se encuentra la falta de derechos y recursos, guerras, violencia, trata de menores, tráfico de drogas y pobreza. 

Como señala Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles:  La educación es el instrumento esencial para combatir la pobreza y romper la transmisión intergeneracional de la exclusión social, la violencia y la desigualdad“. Por eso, este 24 de enero, es necesario poner el foco en este motor de cambio. Solo así, llegará a cumplirse lo prometido para 2030. 

¿Qué hace Aldeas Infantiles?

Desde Aldeas Infantiles SOS son conscientes de que la educación es clave para garantizar la alfabetización de niños, niñas y jóvenes más vulnerables. Por eso, cada año trabajan protegiendo su derecho a una educación de calidad y equitativa. ¿Cómo lo hacen? A través de diversos programas en centros educativos y proporcionando refuerzo escolar y acceso a internet y dispositivos electrónicos.

Pero no solo se centran en los más pequeños de cada hogar. Forman en competencias digitales a muchas familias para que puedan acompañar a sus hijos e hijas en el proceso de aprendizaje. Gracias a estos proyectos, en 2021, se aseguró el derecho a la educación de 6.345 niños, niñas, adolescentes y jóvenes.