Un martes del pasado mes de abril, una pesadilla comenzaba para Ludmilla con una alarmante llamada telefónica de su nieto Sasha. Mientras Ludmilla, de 52 años, vivía en una parte segura de la Ucrania devastada por la guerra, Sasha estaba atrapado con su madre en la ciudad portuaria ocupada de Mariúpol. Las tropas rusas los capturaron y Sasha fue separado a la fuerza de su madre, que desapareció sin dejar rastro.
A pesar de las numerosas advertencias que recibió de unos y otros, la abuela emprendió un arduo viaje de 5.000 kilómetros para recuperar a su nieto, darle un nuevo hogar y un futuro esperanzador.
“Crucé cuatro países. Solo quería una cosa: traer a Sasha a casa”, cuenta Ludmilla. Y asegura que nunca lo habría conseguido sin la ayuda de Aldeas Infantiles SOS: “Estaré eternamente agradecida”.
El personal de Aldeas ayudó a Ludmilla a reunir los documentos necesarios para la repatriación y la prepararon para los peligros potenciales. Hoy, Sasha, de 12 años, vive con su abuela en Chernígov y asiste a la escuela local. Continúa sin tener noticias de su madre.
Miles de niños secuestrados en Rusia
Sasha es uno de los muchos niños, niñas y jóvenes secuestrados de Ucrania, una práctica generalizada en esta guerra. Desde el comienzo de la invasión a gran escala, más de 19.000 niños y niñas ucranianos han sido separados de sus familias y llevados a Rusia, una tragedia que ha causado un sufrimiento inimaginable en Ucrania.
Hasta ahora, solo un total de 385 niños y niñas deportados han sido devueltos a Ucrania, 84 de ellos con el apoyo de Aldeas Infantiles SOS y sus organizaciones asociadas.
“Apoyamos a padres, madres y tutores en la obtención de los documentos necesarios”, explica Serhii Lukashov, director nacional de Aldeas Infantiles SOS en Ucrania. “Trabajamos con ellos para planificar la ruta, cubrir los costes y proporcionarles instrucciones sobre cómo comportarse en los puestos fronterizos y cómo hablar con las autoridades pertinentes”.
“En contraste”, continúa Serhii, “el gobierno ruso hace todo lo posible para asegurar que los niños y niñas desaparecidos no puedan ser encontrados. Les dan nuevos nombres, lugares de nacimiento e incluso cambian su fecha de nacimiento”. Bajo el pretexto de enviar a los niños y niñas a campamentos de vacaciones seguros, las fuerzas ocupantes a veces incluso logran que los padres y madres dejen ir a sus hijos voluntariamente. Lukashov asegura que “estos niños y niñas nunca regresan”. Algunos incluso son dados en adopción con un procedimiento acelerado.
Desde Aldeas Infantiles SOS continuaremos apoyando a padres, madres y familias para traer de vuelta a sus hijos e hijas desaparecidos.