Nigeria, la crisis que no cesa

Internacional

Nigeria es uno de los países más pobres y desiguales del mundo. Aunque es rico en petróleo, gas natural, estaño y carbón, más del 60 por ciento de su población vive en la pobreza. Hay grandes diferencias regionales; los niveles más altos de pobreza se encuentran en las áreas del norte del país, que son también las más afectadas por la inestabilidad política.

A finales de 2018, más de 231.000 nigerianos habían huido del país, lo que representa un aumento de 50.000 desde 2016. Dentro de Nigeria, se estima que 1,9 millones de personas están desplazadas en el noreste. En esta situación, los niños están pagando un precio particularmente alto, que se traduce en secuestros, agresiones sexuales, pérdida de seres queridos y separación familiar. La violencia ha interrumpido servicios básicos como la educación y la atención médica, y es una de las principales razones que mueve a los nigerianos de la zona a huir. La escasez de alimentos y enfermedades como la malaria y el cólera representan un riesgo adicional, y la mayoría de las comunidades tienen recursos limitados para responder a las necesidades médicas, nutricionales y de salud mental de los niños.

Un educador de Aldeas juega con los niños de Borno

Nuestra respuesta de emergencia

El programa planea alcanzar en un año a 4.000 niños y 500 hogares encabezados por mujeres o adolescentes que se han visto afectados por las hostilidades. “Nuestras prioridades inmediatas son proteger a los niños, apoyar a las víctimas de violencia sexual y de género, y ayudar a proporcionar agua potable, saneamiento e higiene para menores y familias vulnerables”, explica el director nacional de Aldeas Infantiles SOS en Nigeria, Eghosa Erhumwunse.”

“La violencia de género continúa suponiendo un grave riesgo para las niñas y las mujeres. Es preciso abordar el problema a  través de apoyo psicológico y social, y mediante el desarrollo de la capacidad de la comunidad local para identificar y proteger a las personas que están en riesgo”, asegura.”

Nuestro objetivo es ayudar a 4.000 niños y proporcionar hogares de acogida a aquellos que han perdido el cuidado de sus padres. Pero esto es solo el comienzo. La asistencia a los niños y familias que han experimentado años de inestabilidad, separación y violencia requerirá un compromiso a largo plazo y un trabajo conjunto con las comunidades, el gobierno y organizaciones locales e internacionales.

Hogar en Gwoidamgari encabezado por un adolescente