10 años del terremoto que devastó Haití
Tras una década de recuperación, la infancia haitiana afronta una nueva crisis
El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7.0 en la escala de Richter redujo Haití a escombros y sumió a su sociedad en el caos.
Más de 220.000 personas perdieron la vida, 300.000 resultaron heridas y 1,3 millones quedaron sin hogar. En un país donde ya antes del seísmo el 80% de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza, el desastre obligó a 2,3 millones de haitianos a abandonar sus lugares de origen. Entre los desplazados, al menos 307.000 eran niños.
La respuesta inmediata de Aldeas Infantiles SOS incluyó 100 puntos de distribución de comida en Santo, Croix-des-Bouquets y Delmas que alimentaron a casi 24.000 niños dos veces al día, desde febrero hasta noviembre de 2010. Además, 500 menores no acompañados fueron acogidos en refugios temporales en Santo y Los Cayos. De ellos, 241 consiguieron reunirse con sus familias. El resto encontraron su hogar en las Aldeas Infantiles SOS existentes en Santo y Cabo Haitiano y en una de nueva construcción en Los Cayos.
Alrededor del 90% de las escuelas de Haití fueron dañadas o destruidas por el terremoto. Durante estos diez años, la organización de atención directa a la infancia ha reconstruido siete escuelas y ha construido dos nuevas con capacidad para 3.200 estudiantes, así como una decena de centros comunitarios que se sumaron a los 16 ya existentes. Desde todos ellos, Aldeas proporciona apoyo a miles de niños en situación de vulnerabilidad y a sus familias.
“La gran cantidad de ayuda recibida de los donantes nos permitió responder a las necesidades inmediatas de las personas, pero también hacer cambios a medio y largo plazo para mejorar la vida de los niños y las familias”
Crisis política y humanitaria
Pero el bienestar de los niños haitianos está nuevamente amenazado, esta vez por una crisis política que está provocando una nueva emergencia humanitaria. “Los niños no pueden ir a la escuela, las personas no pueden ir a trabajar y la vida se ha vuelto extremadamente difícil”, afirma Deligny Darius. “El malestar social y el caos que vive el país nos recuerda al que siguió al terremoto de 2010”.
Aldeas Infantiles SOS demanda diálogo y soluciones políticas a la crisis actual en Haití para que cese la vulneración de derechos de los niños y su vida pueda volver a la normalidad.